Este 25 de noviembre del
2018 en el norte del Cauca Colombia, desde muy temprano mujeres de diversos
territorios indígenas, afros, campesinos y urbanos salieron a marchar. En horas
de la mañana empezó a llover, hacia frio, Uma
kiwe (madre tierra) mojaba los rostros de todas y todos; tal vez eran sus
lágrimas y las de muchas de sus hijas a quienes les arrebataron o perjudicaron
la vida de una manera vil, en feminicidios, golpes, insultos o cualquier otra
forma de violencia contra la mujer; muchos de esos casos en los que no se ha
hecho justicia. Ese 25 de noviembre se conmemoraba el día internacional de la
no violencia contra la mujer.
Esta fecha es en honor a la memoria y lucha de las hermanas Mirabal, que fueron asesinadas por oponerse contra la dictadura de Rafael Trujillo en República Dominicana el 25 de noviembre de 1960; ellas tres se suman a una gran e interminable lista de la cual hacen parte Dayra Ximena Popó, Yesica Carabali, Leidy Vanessa Casso Gómez, Diana Alejandra Orejuela Barona, Benicia Tobar González, Sara Inés Ararat, Aura María Aponza, Rubiela González Marroquin, Luz Amparo Peña, María Esaneth Loboa Mera, Carolina Díaz, Celmira Chilhueso, Luz Marina Arcila, Rosa Elena Toconas, Ninfa Mosquera, Mariana Mestizo, Ana Julia Yatacue, Florinda Yunda, María Jesús Guetio y podemos seguir llenando páginas con nombres; ellas aun en espíritu nos acompañan a movilizarnos, sus historias nos llaman a acompañar esta gran movilización, a no callar, a seguir luchando por nuestros derechos y poder unirnos como mujeres desde las resistencias.
En esta ocasión mujeres de diversas comunidades nos
encontramos a marchar 2500 personas aproximadamente salimos de Santander de Quilichao
a Villa Rica; si bien nos sentimos con rabia y dolor porque muchas nos
faltan, también seguimos con ganas de luchar para que ni una menos tenga que
sufrir y padecer cualquier tipo de violencia. En esta movilización nos sentimos
con fuerza para seguir rompiendo las barreras, el machismo, el patriarcado, el
silencio de muchas que han asesinado; por eso todos los días diremos “ni una
menos”.
Con el paso de las horas salió el padre Sol, porque él
como hombre también acompaña a las mujeres, también siente su dolor y se
frustra cuando cualquier persona atenta contra una mujer; por eso acompaño
durante el camino a las mujeres con sus niños, con sus compañeros, amigas y
comunidad en general que seguían con fuerza el recorrido que inició en el Club Los
Andes hacia el peaje de Villa Rica, lugar donde se sembraron algunos árboles,
que simbolizaba la lucha de las mujeres que son semillas de vida; muchos se
pronunciaron en pro de la defensa de los derechos de las mujeres y hicieron
aportes para que esta lucha continúe.
La movilización continúo con una caravana de chivas
hasta Villa Rica en donde se hicieron presentaciones culturales y se leyó el
pronunciamiento de las mujeres; en este decía que la lucha debe seguir desde
cada uno de los territorios y comunidades; para que se erradique la violencia
contra las mujeres y se pueda tener la armonía desde la familia, la comunidad
que el país tanto necesita y un paso fundamental para ello es que a las
mujeres, las que tienen el don de dar y tejer vida no se les maltrate, asesine
ni vulnere.
Escuchemos el pronunciamiento que se hizo en
Villa rica Norte del Cauca
Por:Tejido de comunicación para la verdad y la vida
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