Escribo entre lágrimas, no puedo dejar pasar esta fecha tan
desapercibida: el 16 de
El día en que ese artefacto explosivo cayó en nuestra
vivienda, segándole la vida de manera inmediata a mi niña, se presentaban
combates entre guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-
FARC- EP y el Ejército Nacional de Colombia.
Hoy 8 años después, también a centenares de lideresas y
líderes sociales les han cortado sus sueños, tan sólo por pensar distinto al
modelo de gobiernos que han dominado el país por varias décadas, borrando así a
todo aquel que camine en contravía al modelo imperante en Colombia. Mientras
tanto, la gran mayoría de pueblos en lucha, seguimos siendo ignorados,
marginados y sometidos a la guerra y en consecuencia a la pobreza.
La guerra en el mundo y en Colombia es un negocio, sumada a
la corrupción, al narcotráfico… que reina en todas las esferas de las
instituciones del estado. Para eso elaboran proyectos de ley, de reformas de la
Constitución Política y demás. Acabando así con las organizaciones sociales que
resisten por los derechos colectivos, con los campesinos, afros, mestizos, e
indígenas minorizados en sus territorios. Generando estrategias de división,
ahondando diferencias y provocando conflictos al interior de las
organizaciones, para romper el tejido social e ir logrando sus objetivos.
¿Cómo se entiende entonces, el cierre de los pocos medios de
comunicación independientes o comunitarios en las regiones del país? Inventan
mentiras para lograr sus propósitos, dicen que no se pueden sostener
económicamente. Nos van cerrando espacios, mejor dicho, silenciando la voz.
Atacan estos medios porque informan con imparcialidad, porque les pisan los
callos a los señores de la muerte, porque investigan a profundidad la realidad,
porque sacan a relucir toda la olla podrida que tienen los pocos que quieren
seguir gobernado. ¿Por qué será que le dan toda la publicidad a RCN y a
Caracol?, ¿de quién son estos medios de comunicación y al servicio de quien
están?
Hablemos claro, nos ahogan económicamente, o en lo mejor de
los ejemplos: “quitan el agua para que se muera el pez''
Pienso que cada vez vamos para un callejón sin salida, nos
vuelven más mendigos, con programas asistencialistas, proyectos que nos dejan más
estáticos, sin poder ver más allá de la gran realidad que nos depara la estraga
de la guerra. Quiérase o no', no estamos siendo consecuentes con el discurso de
las palabras. No tenemos que decirle al presidente Duque que nos escuche, más bien,
si tenemos que escucharnos entre nosotros, entre afros, campesinos, indígenas,
mestizos, con la gente que está en contacto con la tierra. Esas personas que
día a día se levantan buscando un sustento para sus hijos, a esos que días tras
días le ponen la espalda al sol para vender sus productos en el mercado, pero
que al regresar a casa llegan con la mochila vacía, porque no le alcanzó para
nada.
Quiero que se fortalezca ese sentido de pertenencia,
solidaridad, hermandad, unidad, que nos han dejado por décadas nuestros
ancestros, mujeres y hombres caídos resistencia. Por ello saludo con orgullo a
mi gente que sigue liberando la madre tierra y exigiendo nuestros derechos que
nos los robaron; a mujeres, hombres, jóvenes que laboran la tierra sin ningún servicio
de prestación social, que sin embargo aportan al servicio comunitario,
ejerciendo el servicio como guardia indígena, en la protección del territorio,
son ejemplo de admiración.
Es por ello, que hoy más que nunca se hace necesario conocer
a profundidad el desarrollo de la guerra que viene prolongándose en el tiempo y
en los territorios, conociendo el contexto de asesinatos de lideresas y líderes
sociales en Colombia y así prepararnos entre todos a defender la vida de la
madre tierra y la vida de todo el ámbito territorial.
Los asesinatos son contra quienes se oponen a un modelo de
despojo de tierras, para seguir propagando los monocultivos de caña de azúcar,
palma aceitera, bananeras, ganadería a gran escala, o con grandes megaproyectos
hidroeléctricos, puertos marítimos, vías de última generación, con los cuales
van ocupando la tierra, que ellos necesitan para poder extraer los recursos
naturales, biodiversidad, petróleo, carbón, agua, fauna, entre otros. Ellos ven
todo como negocio con su codicia, los gobiernos de todos los países en
complicidad con muchas multinacionales, saqueadoras o en mejor de las palabras,
están en una reconquista legal y permisiva. Generando todo tipo de guerra,
desplazamientos, asesinatos, amenazas, propaganda ideologice, formando grupos
paramilitares en complicidad con las fuerzas públicas.
Así de esa manera, reapareciendo los llamados falsos
positivos en todos los lugares de la geografía colombiana. Están volviendo
trisas los acuerdos de paz, incumpliendo los puntos acordados con los ex
combatientes, asesinándolos vilmente, obligándolos a volver en armas y así
tener justificación perfecta para continuar la guerra. Mientras los que ponemos
los muertos y las muertas, somos los hijos de los pobres, mientras ellos y sus
hijos se dan la gran vida, llenándose los bolsillos a costa del derrame de
sangre de los más inocentes.
Por lo tanto, en nombre de cada una de las familias víctimas,
madres, padres, hijos e hijas y demás familiares que hoy sienten mi dolor. Hago
el llamado a las organizaciones sociales campesinas, indígenas, afros, mestizas
a unirnos más que nunca a defender la vida, a nuestros derechos humanos
nacionales e internacionales, a conocer en terreno la verdadera problemática de
guerra en Colombia y quienes las generan, de esta manera construir entre todos
y todas, un lugar en paz para nuestro hijos e hijas.
Escuchemos una entrevista realizada al compañero Avel Coicue quien nos habla sobre el dolor que causa la guerra y el perder nuestros seres queridos.
Por : Abel Coicué, comunero Nasa desde la distancia obligatoria
Septiembre de 2019
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