Las comunidades indígenas
en la historia se han caracterizado por cuidar sus territorios y la vida. Han
construido paz desde la vida cotidiana, desde el escuchar el llamado de Uma Kiwe
(Madre tierra), ese llamado que nos dice que se está muriendo por la ambición
del hombre con los diferentes modelos que crean para generar miseria y
desolación.
La ambición recibe
nombres como “capitalismo” y “neoliberalismo”, pero se trata de un solo
proyecto de muerte que “se basa en ser una forma de gobierno y una forma de
economía que busca que todas las cosas de la vida se puedan vender y comprar.
El agua, la tierra, el aire, la educación, la salud, la justicia, todo; incluso
los sueños, las conciencias y las luchas. Entonces, como para el neoliberalismo
todo se puede comprar y todo se puede vender, resulta que todo se puede
privatizar. Así, las cosas que se necesitan para vivir ya no son de todos, sino
de los que las pueden comprar.
Sabemos que esa
ambición quiere devorar todo lo que significa vida, dignidad, autonomía,
respeto por la naturaleza y, por eso, como comunidades que vivimos en el suroccidente
colombiano, hemos decidido seguir levantando la voz, luchar por defender lo que
nos han dejado nuestros mayores y lo que le queremos dejar a nuestros hijos.
Imagen:Cesar Galarza |
Así, desde el
Cauca, Caldas, Huila, Nariño y Valle nos unimos en este construir desde las
comunidades a esta minga. Desde el pasado 10 de marzo nos congregamos en
diferentes partes en el Cauca y en el Huila, queriendo dejar claro que los
planes de vida para las comunidades son de gran importancia para la pervivencia.
En esta lucha vemos que el estado se hace el sordo y ciego frente a las
realidades que vivimos, en un silencio que es cómplice de muchas de las
situaciones de violencia, exterminio y despojo que padecemos.
Acá no es solo
decir que las comunidades queremos dinero, lo que se quiere es el debate
político y que el estado dé la cara frente a las desarmonías que ellos generan,
nos ponen en un abandono y un olvido que ha sido histórico para las comunidades
étnicas. Muy posiblemente la solución no es que la cara del mandatario se presente
ante los mingueros, quizás no muchas cosas cambien y terminen en compromisos y
acuerdos que quizás tampoco cumplirán; sin embargo, es la oportunidad para
poner claro nuestra postura frente a las realidades que nos rodean y fortalecer
la unidad en la lucha por liberarnos del yugo de estos modelos que cada día nos
arrinconan más.
mensajes de niños de las escuelas a participantes de la minga |
Sabemos que el
pulpo del capital se quiere tragar todo a su paso y usa sus tentáculos para
enredarnos; incluso nos quiere dividir con las estrategias del dinero y
fantasías de poder, por eso hay que ser maliciosos ante los espejismos de este
estado. Por eso desde la comunidad de esta minga, que es el corazón de la
movilización del suroccidente colombiano, seguimos soñando con tener armonía,
felicidad y paz en nuestros territorios. Después de días reunidos en minga,
seguimos con alegría en este espacio de aprendizaje y de compartir.
Mujeres, hombres, niños, niñas, mayores, mayoras y kiwe thegnas desde el amor por la tierra, por su historia y sintiéndose orgullosos de ser indígenas, le aportamos todos a esta minga. Ya nos habíamos preparado desde mucho antes con la recolección de las cosechas y carne para este espacio, de cada uno de los territorios y asociaciones. Se hizo un aporte de cada uno según sus posibilidades para que todos podamos compartir en este espacio. Cada persona es importante, sabemos que el trabajo es de todos, desde quienes cocinan, quienes hacen guardias, quienes están en la tulpa y, lo más importante, compartir los saberes que cada uno trae y seguir tejiendo lazos de hermandad, seguir soñando y pensar en alcanzar la verdadera autonomía, alejado de los que quieren el poder y sabemos que este cambio es desde los de abajo, es decir, desde nosotros.
Escuchemos a unos
compañeros mingueros quienes nos hablan del amor con que están participando en
esta minga del sur occidente Colombiano
Por: Tejido de
comunicación para la verdad y la vida
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