sábado, 22 de septiembre de 2018

PLANTACIONES DE MONOCULTIVOS FORESTALES EN EL NORTE DEL CAUCA

Felipe Castiblanco Álvarez

A propósito de la conmemoración del 21 de septiembre como Día Internacional en contra de las Plantaciones de Monocultivos Forestales (PMF), donde no solo se rechaza llamar “Bosques” a las PMF y todas las implicaciones normativas que esto conlleva, también se exige el respeto por los territorios, por las aguas, los suelos, los ecosistemas y la diversidad, es decir por el ambiente y la vida misma, tanto humana como no humana. El Norte del Cauca, el departamento del Cauca y casi todos los departamentos de la cuenca del río Cauca hoy continúan siendo amenazados y afectados por las PMF y por la multinacional irlandesa que está detrás de este conflicto: la Smurfit Kappa Colombia (SKC) [1]
.

Desde la década de 1970, la entonces Cartón de Colombia comenzó a adquirir predios de manera legal en lo que actualmente son los municipios de Suárez, Buenos Aires [2] y Santander de Quilichao. Estos predios eran principalmente grandes extensiones de fincas ganaderas que, de acuerdo con los pobladores locales, fueron pagados a altos precios. Una vez adquiridos los predios, en los terrenos que antes estaban dedicados a los pastos para el forraje del ganado, la compañía dio inicio a la siembra de Plantaciones de Monocultivos Forestales (PMF) con especies de pino y de eucalipto. De hecho, la reforestación [3] emprendida por la hoy Smurfit Kappa Colombia (SKC), es uno de los argumentos que tanto esta como otras empresas forestales utilizan para defender y expandir su negocio, ya que esto implica la conversión de tierras de usos agropecuarios a usos forestales.
Sin embargo, esta “reforestación” esconde dos realidades. La primera consiste en la denuncia hecha en otras zonas del país donde la SKC y sus filiales hacen presencia, como en los departamentos del Eje Cafetero, donde la empresa tras el corte y la cosecha de los pinos y eucaliptos, tumba y deforesta, con o sin intención, parte de los bosques internos y aledaños a las PMF (Ocampo, 2018), de manera que para la próxima siembra forestal van aumentando el área de explotación y por ende, también la producción; es decir, que la reforestación no solo es de potreros que han sido adquiridos, sino también de bosques autóctonos deforestados. En este sentido, aparece la segunda y contradictoria realidad, ya que las empresas forestales han buscado y en parte conseguido recibir beneficios por contribuir con el aumento de las áreas bajo vegetación arbórea en el país, sin que esto necesariamente implique que el ecosistema pase a un mejor estado, sino que más bien se convierta en lo que los movimientos sociales han llamado “desiertos verdes” (Cardona, 2009).

En el caso del Norte Caucano, Broderick (1998) en su libro “El Imperio del Cartón” describe con detalle la situación que se ha desarrollado en el municipio de Buenos Aires, donde las PMF figuran bajo propiedad de la empresa Agroforestal El Naya, pero cuya producción es transportada y procesada en la planta industrial de la SKC en Yumbo, Valle del Cauca, de manera que los predios que en algún momento sí figuraron bajo la actual SKC, hoy tan solo aparecen bajo una empresa fachada; pero los problemas que el autor señala hace dos décadas, hoy permanecen vigentes, enfrentando a territorios comunitarios étnicos con un modo de extractivismo forestal que sigue en crecimiento.

En el municipio de Suárez, la SKC y las PMF de pino y eucalipto se encuentran principalmente en siete de las veredas que hacen parte del corregimiento La Betulia. Estas son Santa Bárbara, La Betulia, Playa Rica, El Amparo, La Alejandría, La Estrella y una más que debe su nombre a este paisaje: Los Pinos. Además, desde el 2017 ha aparecido una nueva mancha extensiva de plantaciones, en la vereda Cerro Damián del corregimiento de Agua Clara, donde en predios privados, un particular que estuvo trabajando para la SKC en años anteriores, ahora siembra sus propias pineras [4]. Todas las veredas mencionadas hacen parte de la Parcialidad Indígena del Resguardo Nasa de Cerro Tijeras, es decir tienen cabildantes que se auto-reconocen como Nasas pero que también comparten parte del territorio con población que se auto-reconoce como campesina no étnica y que hacen parte de AsoCordillera.





Así mismo, hay posiciones diferentes frente a la SKC. Por un lado, el campesinado no étnico reconoce en la compañía una fuente de trabajo esporádica, mientras que los indígenas reconocen a la misma como un agente invasor que desarmoniza el territorio y que en consecuencia deteriora las relaciones entre sociedad y naturaleza, así como los suelos y las aguas producto de las plantaciones. Por otro lado, ambas organizaciones, aceptan los supuestos beneficios que además de la mano de obra traen las plantaciones, esto es, el mejoramiento provisional de las carreteras de acceso que a su vez implica el deterioro ambiental por la ampliación de vías y daños a las aguas conexas, así como los cuadernos que reciben los estudiantes en las escuelas veredales y que son patrocinados por la SKC en conjunto con Parques Nacionales Naturales de Colombia. En este último punto también aparece la Alcaldía Municipal de Suárez como un puente que facilita la comunicación de las Juntas de Acción Comunal veredales y/o organizaciones sociales con la empresa.




En este sentido, el Resguardo Indígena de Cerro Tijeras lucha en el territorio por la tenencia y los usos de la tierra, así como por el escenario de conflicto armado que representan las pineras. De acuerdo con las comunidades, en años anteriores, estas plantaciones fueron sitios estratégicos durante el conflicto entre el Ejército Nacional y la guerrilla de las FARC-EP, donde ocurrían los enfrentamientos, se establecían campamentos y donde aparecían desde municiones hasta cuerpos sin vida. Aún los militares usan ocasionalmente estos lugares, pero también, luego del Acuerdo de Paz con esta guerrilla, han aparecido nuevos actores armados que han usado las pineras como lugar de rapto para amenazar a las autoridades indígenas.

No menos importante, pero sí menos evidente, es la afectación que las pineras han hecho a las aguas. Los acueductos comunitarios de los caseríos principales en las veredas La Betulia, Playa Rica y El Amparo, de población mayoritaria auto-reconocida como campesina, tienen sus bocatomas en áreas aledañas a las pineras y en las épocas de menos lluvias el acceso al agua se dificulta y debe ser restringido por algunas horas. Pero lo grave de este asunto es que hasta el momento estas comunidades no han tomado medidas al respecto y más pareciera que se estuviera esperando a que llegue el momento extremo en que el agua alcance una escasez total como ya ha pasado en municipios del Valle del Cauca, donde las PMF de la SKC han secado fuentes de aprovisionamiento hídrico como quebradas y nacimientos (Cardona, 2009).

Pero entonces, ¿cuáles son parte de las alternativas no solo al establecimiento y expansión de las Plantaciones de Monocultivos Forestales, sino también de las empresas como la Smurfit Kappa Colombia? Para esto hay que reconocer dos cosas: primero, que hay una industria necesaria para cualquier sociedad como la de la celulosa, la madera, el cartón y el papel; y segundo, que las especies introducidas de pino y de eucalipto son importantes por sus tasas de crecimiento rápido y porque disminuyen la explotación de maderas autóctonas, pero no son por sí mismas culpables de la forma en que son plantadas en los territorios.

Para el caso de la industria habría que buscar la eliminación de los beneficios que reciben las empresas forestales, en especial las extranjeras y que permiten que sea rentable su negocio; en cambio debe fortalecerse y promover empresas de carácter local y comunitario que hagan un aprovechamiento de otras maneras amigables con la naturaleza y la sociedad. Adicionalmente, hay que continuar transformando y haciendo conciencia del consumo que involucra el uso, reutilización y reciclaje de las materias primas así como de las personas que ejercen oficios de recuperadores ambientales de manera informal. Mientras que para el caso de las especies forestales hay que promover y fortalecer la investigación en especies autóctonas y locales al tiempo que con las especies introducidas hay que restringir su siembra, tanto para autoconsumo como para generación de excedentes; como propone Cordero (2011), teniendo a estas especies alejadas de fuentes hídricas, de zonas con altos grados de inclinación o expuestas a erosión, a cambio de mantenerlas en linderos de predios y en explotaciones a pequeña escala para que puedan ser rotadas o cambiadas a una forma no intensiva, como por ejemplo a mayores distancias de siembra en policultivos y distintos arreglos forestales como silvi-agrícola o silvi-pastoril.


Y entonces, ¿por qué las Plantaciones de Monocultivos Forestales NO deben ser considerados bosques?
Esta cuestión y exigencia, generada en la introducción a este texto, surge a partir de la publicación de Evaluación de los Recursos Forestales (2010) por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (conocida como FAO, por sus siglas en inglés). Allí se definen los bosques como tierras mayores a media hectárea, con árboles que superen una altura de 5 m y una cobertura de dosel superior al 10%, lo que limita el bosque a tan solo uno de sus componentes como son los árboles y no desde el punto de vista como ecosistema. Según el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM, por sus siglas en inglés) (2011a, en: Overbeek et al., 2012), esto sucede porque la FAO se enfoca en el árbol, y detrás de este en su madera, en relación con los beneficios para las industrias forestales, teniendo en cuenta que por ejemplo el Comité Asesor en Papel y Productos Madereros de la FAO (ACPWP, por sus siglas en inglés) está integrado por ejecutivos de la industria privada.

También en el documento de la FAO (2010), más grave aún es la mención y definición de “bosque plantado” como aquel que está compuesto principalmente de árboles plantados y/o siembra deliberada, pero el problema va más allá de una simple combinación de palabras. Las plantaciones en forma de monocultivo intensivo no deben ser consideradas como bosques ya que, como señala Cordero (2011), desde el punto de vista ecológico, hay una falta de interacciones de un típico ecosistema de bosques, donde se altera la producción primaria y procesado de energía que toman las plantas y que luego es aprovechada por herbívoros así como el reciclaje de nutrientes que permite a los descomponedores transformar minerales y materia orgánica. Esto ocurre, según el mismo autor, por un cambio drástico en el suministro de hojas frescas para herbívoros y de hojas muertas para descomponedores, teniendo en cuenta que en la mayor parte de los casos las plantaciones son de especies exóticas o introducidas cuyas hojas terminan acumulándose en el suelo por su composición química y la ausencia de seres vivos que normalmente las procesan en sus sitios de origen.

Entonces, algunos otros académicos como Cordero (2011) manifiestan que el concepto de “bosques plantados” es una contradicción y en ese mismo sentido, en 2012 la organización ambiental alemana Rainforest Rescue presentó al director de la FAO una carta con más de 27 000 firmas como apoyo a una iniciativa de 613 científicos y profesionales de las ciencias naturales que solicitan a la organización, modificar su definición de “bosque” (Overbeek et al., 2012). No obstante, hasta el momento, esta exigencia no se ha hecho realidad y por esto cada 21 de septiembre sigue haciendo parte de las consignas en contra de las Plantaciones de Monocultivos Forestales.


Notas
[1] Smurfit Kappa Colombia (SKC) es el nombre actual, pero tan solo uno de los tantos nombres por los que ha pasado y es conocida dicha compañía. En territorios caucanos se hace referencia a esta multinacional como “La Smurfit”, “Cartón de Colombia” o simplemente “Cartón Colombia”, incluyendo que estos dos últimos pueden hacer parte de un imaginario que considera que la empresa aún sea colombiana. De acuerdo con Broderick (1998) en un comienzo se creó Cartón de Colombia (CdeC), empresa de origen antioqueño pero con importante capital estadounidense y CdeC posteriormente fue adquirida principalmente por la multinacional irlandesa Smurfit Group, con lo que pasó a llamarse Smurfit Cartón de Colombia. Desde ese entonces su capital extranjero poco ha cambiado; tan solo con la unión del Smurfit Group y Kappa, pasó entonces a llamarse Smurfit Kappa Cartón de Colombia. Recientemente la empresa ha quitado la palabra “cartón para darse a conocer como Smurfit Kappa Colombia.
[2] El municipio de Suárez se creó en 1989, siendo antes parte de Buenos Aires.
[3] Reforestación quiere decir sembrar árboles donde originalmente había vegetación arbórea o bosques que fueron deforestados, mientras que forestación se refiere a sembrar árboles donde la vegetación arbórea no era la que predominaba en el ecosistema original como por ejemplo en praderas, sabanas, pampas, entre otros.
[4] Pineras es el nombre con que los pobladores locales se refieren a las Plantaciones de Monocultivos Forestales que principalmente contienen especies de pino.

Referencias
Broderick, Joe. 1998. El imperio del cartón. Impacto de una multinacional papelera en Colombia. Planeta Colombiana Editorial: Bogotá. 166 p.
Cardona, Diego A. 2009. Desiertos verdes del suroccidente colombiano. Biodiversidad, sustento y culturas 61: 12-14.
Cordero R., Adolfo. 2011. Cuando los árboles no dejan ver el bosque: efectos de los monocultivos forestales en la conservación de la biodiversidad. Acta Biológica Colombiana 16 (2): 247-268.
FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations). 2010. Global Forest Resources. Main report. 343p.
Ocampo, Néstor. 2018. Reforestadora Andina (Smurfit Kappa Group): 30 años haciendo daño al Quindío. Investigación y texto de opinión del 6 de Enero. Disponible en: bit.ly/2PRW96y
Overbeek, Winfridus; Kröger, Markus & Julien-François Gerber. 2012. An overwiew of industrial tree plantations in the global South. Conflicts, trends and resistance struggles. Enviromental Justice Organizations, Liabilities and Trade EJOLT Report no. 3. 100 p.

Escrito por :Felipe Castiblanco Álvarez Facilitador Ambiental  del pueblo Nasa del territorio Ancestral de Cerro Tijeras


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